Dos abuelos, ocho hijos, veinticinco nietos y cuarenta y tantos bisnietos

Como os conté ayer, este fin de semana tuve un evento muy especial. Conseguimos reunir a una gran parte de nuestra familia en el sitio de mi recreo y pasar el domingo juntos. Hacía meses que teníamos puesta la fecha y durante todo este tiempo mantuvimos el secreto para dar una sorpresa a nuestros padres.

Una parte del trabajo ya lo llevábamos hecho, pero aun así, nos tocó rematar la faena. Quedamos el sábado por la tarde en mi casa y nos pusimos al lío. Veintitantas personas desparramadas por varios rincones.

Mi prima en la entrada de casa currándose un árbol genealógico que le quedó precioso. (¿Me veis?) 

Otros cuantos preparando un "photocall" con fotos de los abuelos.

Y los niños haciendo su propia aportación.

El domingo amaneció asqueroso. Una niebla horrible coronaba toda la sierra y el cielo no estaba encapotado, sino lo siguiente. A pesar de nuestros planes de comer al aire libre, tuvimos que empezar a montar las mesas dentro del garaje.

Pero salió el sol y nos atrevimos a  ponerlas fuera, tal y como habíamos planeado.

Empezó a llover de nuevo y mesas para dentro ...

Y otra vez para fuera ...

Y otra vez para dentro ...

Y en el garaje también tuvimos que hacer la proyección del vídeo de nuestras vidas que habíamos preparado. Fotos de ahora y fotos de ayer que nos hicieron reir muchísimo y llorar más aun.

Fue una reunión simplemente genial, muy emotiva donde, una vez más, pudimos demostrar que somos una gran familia.