¡¡Hola a todos!! La pasada semana tuve la suerte de ser invitada y participar en el evento que Schär organizó en Italia. Fue un encuentro de bloggers de toda Europa que pudimos conocernos, disfrutar y divertirnos con todo el equipo de Schär.
Para mí ha sido una experiencia increíble y me traigo muchas cosas de allí que espero poder contaros un poquito en este post. Y no sólo por lo que al evento se refiere (y que os contaré más adelante), es que además, fue una aventura para Lourdes, mi compañera de viaje, y para mí, que volamos de Madrid a Milán y luego le echamos el valor de alquilar un coche (Aviso a navegantes: No contratéis coches con compañías low cost). Atravesamos los Alpes para ir a nuestro destino: Garganzzone, un pueblecito del denominado Tirol del Sur, en el Norte de Italia. Empezando por los problemas de idioma, continuando por la cascarria de coche que nos dieron y terminando con que los restaurantes que llevábamos programados para comer sin gluten no estaban abiertos o que resultaron vegetarianos, el viaje ha sido de todo menos aburrido.
En el camino de ida, pudimos empaparnos de todo el paisaje y hacer nuestra primera parada programada en el Lago Garda, el lago más grande de Italia.
¡¡Selfie al canto!! ...
... Y la primera en la frente: El restaurante que Lourdes había buscado para comer sin gluten estaba cerrado, pero pudimos comprobar por primera vez, lo fácil que resulta encontrar comida sin gluten en Italia. Con estas vistas, pudimos degustar un salteado de arroz negro con marisco que pienso tunear en mi casa.
Al pie de los Alpes, rodeado de plantaciones de manzanas, se encontraba nuestro destino: Garganzzone. A nuestra llegada, apenas tuvimos tiempo de empaparnos un poco del entorno que nos rodeaba porque teníamos que subir corriendo a nuestras habitaciones para prepararnos para la cena. ¡¡El autobús nos recogía a las 17:30!!
De allí nos dirigimos a Bolzano, donde nos encontraríamos, ahora sí, con todos los invitados llegados de sus diferentes países y con nuestros anfitriones de Schär. Coincidió que ese día era el que empezaba el mercadillo de Navidad y se encendían las luces de la ciudad, así que fue una carrera un paseo muy bonito hasta el restaurante, donde también era Navidad.
No sé cómo me lo monto, debe ser un sexto sentido que tengo, pero siempre elijo buen sitio y buena compañía para sentarme en una cena aunque no conozca a nadie. Por casualidad, porque aquí todavía no sabíamos el quien es quien del grupo, me senté al lado de Dominique, otra persona del equipo de Schär. Con lo que él chapurreaba de castellano y lo poco que me defiendo yo con el inglés, logramos comunicarnos y me hizo uno de los descubrimientos del viaje: Gewürztraminer (y sé pronunciarlo, yujuuu), un vino riquísimo, que ya estoy buscando donde comprar en España para hacerme la enteradilla cuando tenga que quedar bien. Fue una cena muy divertida.
¿Y la comida? Pues juzgad vosotros mismos: pan, quesos de la zona, champagne, embutidos, gnocchi, entrecot y un postre maravilloso que ha sido uno de los mejores sin gluten que he podido disfrutar en un restaurante: bizcocho de avellana, sorbete de naranja, mascarpone, toffee .... Y todo junto ... puff, delicioso.
Y antes de volver a nuestro hotel a descansar de un día tan intenso, la foto rigor: todo el grupo al completo.
El viernes nos tenían preparado un agotador intenso día lleno de actividades. Para acceder al hotel donde se haría el evento, había que hacerlo en funicular. El viaje de ida, el entorno, el hotel y el paisaje son preciosos.
Durante la mañana del viernes realizamos diferentes talleres y actividades. Pudimos conocer a los responsables de Glutenfreeroads; conocer los cambios en la nueva web de Schär; probar algunos productos y dar nuestra opinión sobre cómo mejorarlos y hablar con una de las integrantes del Schar Institute.
Terminamos preparando nuestra aportación al calendario de adviento que realizamos entre todos los asistentes y que podréis ver estos días a través de nuestras redes sociales.
A mí me tocó el cuatro y publicaré mi vergonzosa foto en mi página de facebook y en mi perfil de instagram.
¿Y qué decir de la comida? Desayuno, coffe break, comida: todo sin gluten y durante todo el santo día. Tanto comí ... ¡¡que me dio una pájara y me puse mala!! Sudor frío, sudor caliente, sudor frío, naúseas .. y todo fuera. Estoy segura que fue un empacho. ¡Menos mal que me recuperé para la siguiente actividad!
Para la tarde, las mentes pensantes de Schär nos habían preparado otra actividad: Baking Competition. Vamos, lo que viene a ser una especie de Master Chef por parejas. La prueba consistía en elaborar, con tu pareja (sorteada al azar), una receta en unas dos horas. Se nos facilitaban tres ingredientes que teníamos que usar obligatoriamente y luego podíamos elegir otros tres de un "mercadito" que habían preparado.
Mi pareja fue Eerlijkereten, de Holanda. Tuve mucha suerte porque no sólo es simpática y divertida, sino que conseguimos entendernos muy bien con nuestro trabajo y sacarlo adelante a pesar de las dificultades. ¿Imagináis nuestra cara de póker al ver que, como ingredientes principales, sólo teníamos coco, chocolate blanco y galletas? ¡¡Todo el mundo con su harina para hornear y nosotras sin opción a conseguirla porque en el "mercadito" no había!! ¿Pero que 'baking' es este?
Pero como somos chicas de recursos, nos las ingeniamos para sacar adelante estas trufitas que gustaron mucho a nuestros adversarios y al exigente jurado: Julia (y su barriguita) y Marion, de Schar y el chef del hotel Vigilius (más serio que Jordi Cruz o que Gordon Ramsay 😰😰). Valoraron muy bien nuestro trabajo, y nosotras tan contentas.
Jamás imaginé que una prueba así pudiera ser tan estresante. Cuando veo todos esos concursos de cocina y a sus concursantes quejándose siempre pienso que son unos exagerados. ¡¡¡Pero es cierto!!! Pensar una receta en tan poco tiempo, con apenas ingredientes y saber que te la van a valorar es de verdad una prueba dura.
¡¡Y vuelta a la mesa!! Otro aperitivo y otra cena después de haber picoteado de las elaboraciones de nuestros compañeros para el concurso, de la nuestra para ver el resultado ... Mi cuerpo pedía a gritos una ensalada y mis deseos se hicieron realidad: ensalada, carne con guarnición de polenta y postre de chocolate.
Qué le voy a hacer si me gusta comer más que nada en este mundo. Otra vez me lo comí todo, todito, pero esta vez me cayó bien.
El sábado era el día de la despedida y nuestros anfitriones nos llevaron a Merano. Allí sí pudimos dar un pequeño paseo más tranquilo por su mercadillo navideño y la zona más cercana junto al rio ...
... y probar su famoso vino caliente o Glühwein, típico en la zona y en la temporada de Adviento. No puedo decir si me gustó o no (primero no, luego sí ...) pero sí que no era en absoluto lo que yo esperaba.
En este punto nos despedimos de nuestros compañeros y cada uno emprendió viaje de regreso a casa. Nosotras aprovechamos para pasar el fin de semana en Italia, cogimos nuestro coche (¿he dicho ya que no alquiléis coches en empresas low cost?) y pusimos rumbo a nuestro próximo destino: Verona.
¡Qué ciudad más preciosa!! Sus calles, sus casas, sus plazas, el ambientazo de sábado tarde y ¡ay! el amore que se respiraba en los muros de la Casa de Julieta, una parada obligada si visitas esta ciudad aunque yo soy más de piedras y quedé maravillada con su teatro y el estado de conservación tan bueno.
¿Comer sin gluten? Tampoco tuvimos problema. En cada sitio que preguntamos nos podían adaptar un plato de pasta; en la cafetería donde tomamos café había brioche sin gluten y en un momento que paramos a tomar un vino antes de cenar, nos pusieron unas patatas fritas sin gluten. Allí, el senza glutine, lo conocen muy bien.
El domingo pusimos rumbo a Milán, donde cogeríamos nuestro vuelo de vuelta a casa por la tarde. Apenas tuvimos tiempo de pasear en la Piazza del Duomo, ver su impresionante catedral y hacer una incursión en las galerías Vittorio Emanuele II cuando empezamos a buscar de nuevo un sitio para comer. Una vez más, en cada sitio que preguntamos nos podían ofrecer un plato de pasta sin gluten con alguna salsa de la carta, aunque al final nos decantamos por un risotto a la milanesa. ¡¡Riquísimo!!
¡¡Selfie ... y a casa!!
Amig@, si has llegado hasta aquí, te mereces un homenaje y te doy las gracias por leer mi historia completa, pero te faltan las conclusiones:
España, junto con Italia, son los países donde más fácil es vivir sin gluten. Conocer a personas de otros países y saber de sus dificultades a la hora de seguir nuestra dieta, es enriquecedor porque se aprende muchísimo de todos ellos, que siguen trabajando para conseguir lo que nosotros aquí ya tenemos. Quiero desearles a todos muchísima suerte. Seguro que con su trabajo de divulgación irán dando pasos como los hemos dado aquí.
Para terminar este post, quiero dar las gracias a Julia, Marion, Marialuise, Anna, Sonja, Magdalena y Dominique: sois un gran equipo y unos anfitriones excelentes y a Lourdes, por dejarme que, por una vez en la vida, me lo dieran todo hecho y organizado. Un diez para tí.
Que viaje tan estupendo , que rico todo!!
ResponderEliminarel vino te recomiento uno de la tierra Viñas de Vero D.O. Somontano (Huesca), esta muy bueno y muy bien de precio.
bss
Pilar
Mírala a ella como hace patria!! Tomo nota!! Jajaaaa!
EliminarQué experiencia tan maravillosa. Me alegro mucho por ti y por Lourdes. Veo que habéis disfrutado un montón. Os lo merecéis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Carmen! Sí que ha sido un experiencia bonita que hemos disfrutado.
EliminarUn abrazo para tí también!
La experiencia ha sido maravillosa. Supimos exprimir el tiempo al máximo y eso no era nada fácil. ¡Llegamos a tiempo a todos sitios a pesar de las distancias!
ResponderEliminarBsss