Está pasando

Si tu eres un ciudadano de a pie, un trabajador normal, por cuenta ajena o propia, funcionario o no, hombre o mujer, mandamás o machaca, español o extranjero, con jornada intensiva o partida, estés motivado o no, seas como seas, si tienes hambre a media mañana te toca soltar la mosca y pagar, bien porque lo has traído de casa, bien porque sales a tomar algo o a comprarlo, que lo pagas igualmente.

Pero si perteneces a esa clase política que es la vergüenza de los que, de verdad, se entregan y tienen vocación de servicio (sí, soy una pobre ilusa que cree en alguno todavía), entonces y sólo entonces, pides factura de tu bolsa de Doritos de 1,75€  y le cargas el gasto al presupuesto público. Lo peor es que esto es una historia real y que no es un hecho aislado. Sólo sorprende un poco más y parece hasta de coña.