No me quiero poner cansina ni llorona, pero vengo ahora mismo del Carlos III con un diagnóstico de un montón de alergias bajo el brazo. No son mías, claro, sino de mi hija. Y encima dándote con un canto en los dientes cuando estás viendo en la sala de espera a una niña con anorexia.
¿No os pasa a los que tenéis hijos que parece que uno es el pochito y otro hecho a prueba de bombas?