Nota previa: Este es el relato de mi experiencia participando en un estudio de investigación y no incluirá conclusiones médicas. Me limito a contar cómo me he sentido y las cosas que me han pasado.
Si quieres entenderlo bien, lee los post anteriores sobre el tema:
Si quieres entenderlo bien, lee los post anteriores sobre el tema:
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¡Buenos días!
Hemos llegado al último relato de esta pequeña historia que espero que os haya gustado y de la que ahora, pasados unos días del final de todas las pruebas, quiero hacer algunos comentarios:
Es un estudio serio: A pesar del tono que yo le haya podido dar, de las bromas que haya podido hacer y de la forma en que lo he llevado y compartido con vosotros, lo que he estado haciendo estos días no ha sido un juego. Forma parte del trabajo de alguien y mi aportación sólo ha sido un grano de arena que se ha hecho un pelín más grande al ponerlo negro sobre blanco.
Los resultados: Como toda investigación, no es cuestión de unos pocos días ni las conclusiones finales verán la luz inmediatamente. Hay que seguir trabajando en el tema y hacer más pruebas, pero, eso sí, nos enteraremos e intentaré contarlo también lo mejor que sepa cuando ese día llegue.
Mi cuerpo: Después de una extracción de sangre a los tres días de terminar de consumir gluten, mi cuerpo había sufrido los cambios que ellos están buscando. Está por ver si los marcadores habituales Antitransglutaminasa han sufrido alguna alteración pero es muy probable que no. Esto es simple curiosidad mía y una forma de ver que he salido bien de todo esto.
¿Me he resentido? La respuesta es clara: SÍ. Ha sido al final de la ingesta de gluten o al principio de dejarla cuando la nausea que no me abandonaba compartía escenario con un leve dolor de estómago que os adelanté ayer y que se ha mantenido prácticamente una semana entera. No ha sido nada grave, no me ha condicionado y me ha permitido hacer mi vida, pero tenía yo un algo ahí que no me acababa de encontrar bien sin estar mal del todo.
Paso del gluten. Alguna personas me dicen que esto se me ha hecho más cuesta arriba por el hecho de no poder comer más que pan de molde. Es cierto. Por supuesto hubiera sido más fácil comiendo cosas que me gustaran más. Quedó demostrado el segundo día porque fue más fácil, pero casi desde el final del primero tuve claro que me encontraba bien en mi estilo de vida y con mi dieta. Soy una celiaca feliz que, por lo que parece, cada vez echa de menos menos cosas. Me he adaptado a mi vida y a mi situación. Puedo tener algún antojo o morriña del pasado, pero no sufro por ello.
Hacerlo público ha sido lo mejor de toda la historia. Tuve muchas dudas entre si contarlo o no y, como en casi todo en esta vida cuando tomas alguna decisión, me ha traído cosas buenas y cosas malas:
Lo peor: Algunas personas no han entendido de que iba esto. Han leído el título de los post y han alucinado directamente, sin leer, sin saber de qué va la historia. Los enlaces a mi historia se han compartido y yo no sé donde han ido, pero sé que se han malinterpretado en algunos sitios. Afortunadamente, conozco muy bien mi enfermedad y tengo las cosas muy claras: sé que no se cura y que no me he curado por muy pocos síntomas de las transgresiones que haya tenido, pero me he dado cuenta de que otras personas no lo tienen tan claro; sé que resulta chocante llenar tu muro una semana de pan y sandwiches cuando siempre estás compartiendo recetas adaptadas sin gluten. No hago apología de la vuelta al gluten. Acepto las críticas si tienen fundamento. Soy una persona adulta y responsable que ha asumido que tiene una enfermedad y que sigue rigurosamente, sin saltársela un día de su vida, la dieta que requiere. De verdad, no necesito recordatorios de eso.
Lo mejor: Vosotros. He recibido mails, mensajes, comentarios y tweets de ánimo, las ideas que habéis compartido para que eligiera los alimentos con gluten; las que habéis tenido después cuando os conté que no podía; la decepción conjunta y el interés sobre algo, que espero algún día revierta en todos nosotros de una u otra forma. Siento no haber podido contestar a todos.
Algunos me habéis dicho que soy valiente. No es falsa modestia si digo que yo no lo veo así. No hubiera sido capaz de hacer esto si antes de dejar el gluten hubiera sido una persona enferma y que sólo levanta cabeza cuando empieza su dieta, como muchos de vosotros. Si me decidí a hacerlo es porque nunca había tenido unos síntomas claros e inmediatos como los que referís muchos de vosotros. Los míos, digamos, estaban más camuflados y se han manifestado a lo largo de mi vida de una u otra forma y como consecuencia de toda una vida consumiendo algo que me hacía daño.
Quiero, para terminar, daros las gracias a cada uno de vosotros y deciros que me he sentido muy acompañada, que estoy dispuesta a ayudar en todo lo que pueda para que se sepa de una vez TODO lo que concierne a esta enfermedad pero que, de momento ...
Vivo sin gluten, y así me quedo.
Tengo que pediros un esfuerzo final:
¿Me contáis vosotros que ha sido lo mejor y lo peor de esta historia para vosotros?
Hoy sí que sí, espero contestar a vuestros comentarios en el blog.
¡¡Besos mil!!
Hoy sí que sí, espero contestar a vuestros comentarios en el blog.
¡¡Besos mil!!