Historia de un vestido

Con eso de que ayer, alguna dudó sobre la identidad de la modelo del post de abajo, y en vista de que los fines de semana esto se queda más muerto, me había lanzado a poneros alguna fotito mía, y buscando, buscando, me he dado de bruces con esta. Es en la boda de una de mis primas pequeñas. Una boda en la que me agencié este vestido, que iba yo con él más contenta que unas pascuas,que ya me habían dicho que estaba muy mona y esas cositas que se dicen en las bodas antes de que aparezcan los novios. Ni diez minutos de gloria.

Mi prima se casó en el pueblo y a verla salir de casa nos fuimos todos ya apañados. Imaginad una familia como la que os he contado alguna vez que somos, de cien personas. Casi todos por el jardín de casa esperando, cuando de repente baja la novia con sus dos mejores amigas y una de ellas lleva "eso".

Creí morir. Es más, pasé un día bastante malo al principio. No podía cambiarme porque no había llevado nada más aparente para ir a una boda. Tuve que subir al altar a leer mientras la amiguita de marras colocaba diligentemente la cola del vestido a la novia. Fue un suplicio. Hubo quien pensó que la novia llevaba damas de honor (¡que horterada Dios!!!)

Odié ese vestido y no lo saqué para las otras dos bodas que tenía ese verano. La señorita de la foto lo había comprado en Badajoz y yo en Madrid, para que luegon digan de las que compramos en Zara. De las dos bodas que tenía ese verano, en la primera me encontré a otra persona con él, pero en negro ¡¡y hasta lo vi en el Hola, que lo llevaba una invitada de Bustamante a la suya!!!. Un par de años después, lo desenfundé y me lo llevé a Jerez a otra boda, eso sí, con repuesto por si las moscas y ¿sabéis qué? Pues que nadie lo llevaba, pero que me dijo una persona que estuvo a puntito de comprarlo en el Puerto de Santa María. Casi me da algo.

Al final de la jornada, que la boda acabó muy, muy tarde, y ya con unos cuantos vinillos y copas entre pecho y espalda, dejamos constancia gráfica del momento.