Makro

¿A qué decidí dedicarme en mi primera tarde de jornada intensiva? Pues a darme una paliza. Primero fui a comprar un regalito y, en el centro comercial, me recibieron con esto. ¡¡No sabía que habían empezado las rebajas!!. Perdición.

Después, lo que en principio era mi plan inicial para la tarde. Con mi padre, a Makro. Por favor, ¿Alguien puede convencer a este hombre de que ponga el aire acondicionado en el coche sin tener que suplicarle?.

En fin, que allí nos plantamos, con nuestro propósito de cargar en cantidad para llevar provisiones al pueblo de cara a todo el santo verano, y con nuestro lema: Burro grande, ande o no ande. Suelo comprar cuando voy, algunas cosas que no encuentro en los formatos que tienen allí en ningún otro sitio. Entre otras, el envase de Maizena de 2,5 kilos, que, no os lo puedo decir ahora mismo, pero ronda los 9 euros, pero lo mejor es lo cómodo de no tener que comprar harina en cada compra que haces y donde quiera que vayas, con esos paquetitos minúsculos, porque encima te ves negro para encontrar el de kilo. Además compré almendra molida y coco rallado, también en paquetes de un kilo.

Pero también tuve un par de gratas sorpresas. La primera es que tenían pasta de arroz Gallo. Tanto fideos como macarrones. Es la primera vez que lo veo. Eso sí, en formato normal y también se pueden comprar sueltos, lo que no ocurre con el resto de pastas, que tienes que llevarte el blister entero con 6, 8 o 10 paquetitos.

Pero la más grande fue cuando encontré productos específicos sin gluten, de la marca Proceli: baguettes normal y mediterranea, pan de molde, madalenas, brioches, pan de hamburguesa y bases para pizza que, por cierto, estaban agotadas. Puede que Proceli no sea el mejor fabricante de productos sin del mundo, puede que no haya competencia ni donde elegir, pero ¿no os parece un puntito que en lugar donde la mayoría de clientes se dedican a hostelería se puedan ya, adquirir estos productos? A mí me parece un pasito más, y todo lo que sea avanzar, bienvenido sea.

Ea!! Que me hizo tanta ilusión que yo pillé. Y me lo llevo para el pueblo, que allí luego no hay de nada.