Nuria piensa, luego escribe.

Decía una ex-compañera de trabajo, de familia bien (gracias) que hablar de dinero era de muy mal gusto. Y no le voy a quitar la razón, eso no, pero es que se corta una ya de tocar tantos temas que como siga recortando al final dará los buenos días por la mañana y poco más. La política ni tocarla, "no, Nuria, que esto es un remanso de paz y tus ideas están al margen y  luego lo cuentas y pasa lo que  ya ha pasado más de una vez. De religión tampoco, que eso ahora está muy mal visto (aunque me importe un pie, la verdad es que una ni tiene fuerzas ni ganas de discutir por el tema). No critiques el sistema educativo (de mierda); no hables de la crisis, de la subida de la luz, de la bajada de sueldo, de la subida de impuestos, que eso le corta el rollo al personal. No cuentes que hoy estrenas un vaquero que te queda como un guante (bueno, te quedará cuando te quites lo que te sobre de los excesos veraniegos), que eso es banal y a nadie le importa. No cuelgues esta receta, que es muy normalita y no está a la altura de lo que se ve por ahí, que la foto no es buena, no, que la foto no es perfecta y si la foto no es perfecta la receta parece que tampoco lo es aunque la receta sea buena (¿me explico?). ¿Entonces?

Entonces hoy hablo de dinero. Del dinero del mes de septiembre. De cómo se va el dinero en el mes de septiembre. De que hemos venido un poco mermados de fondos de las vacaciones y nos hemos encontrado la nevera vacía, que a los niños les ha crecido el pie una talla y no les valen los zapatos del colegio que llevaban en Junio; que tenemos que pagar los libros (por si alguien no lo sabe en la Comunidad de Madrid, salvo los que tienen beca de 100 euros, que no somos todos, apoquinamos hasta el último céntimo); reponer uniforme y material escolar, esto con cuentagotas: "que hoy nos ha pedido la de Lengua", "que ha dicho la de inglés que mejor compremos" "que este año escribimos con boli de punta fina"; que de repente refresca y ¡¡zas!! otra vez (ya se te había olvidado), que el niño ha crecido y no puede salir a la calle a cuerpo gentil; la matrícula del gimnasio para el que vaya, la fiestas de su pueblo, para las que las tenga ... Y que esto no entiende ni distingue de economías ¿eh? Que nos afecta a todos en mayor o menor medida y en función de nuestros gastos y nuestros ingresos. Aquí no se salva ni el tato. ¡Coño! que pasas por un escaparate y en vez de enamorarte de un vestido sólo puedes pensar en que te falta por comprar el Diccionario Espasa Edición Especial para Primaria, comentado y con ilustraciones (1,5kg) porque no te va el que tienes.

¿Alguien tiene la fórmula para sobrevivir a este mesecito?

Ah, por cierto, aquella compañera empezó a hablar del tema en el mismo momento en que se tuvo que hacer cargo de sus gastos.