Mal de muchos, consuelo de tontos.

Queridas amigas:

Llueve en Madrid. No me gustan los días negros como hoy. No me gusta la lluvia. No me gusta salir de noche de casa ni esa visión difuminada de las luces de los semáforos y los coches. No me gusta que nos cambien la hora y, a partir de la próxima semana, entrar de día a trabajar pero salir de noche. No me gustan el frío ni los días cortos, ni los cristales mojados, ni los coches embarrados, ni los paraguas, ni los charcos, ni el agua, ni los atascos ni las gruas en carretera.

Sí que me gustan los colores que todavía hay antes de que todo sea gris. Valoro un día de sol por encima de todas las cosas y alguno habrá. Estrenaré botas de agua porque sí, he entrado por el aro y me esperan en el sitio de mi recreo. Encenderé el horno sin pereza y pondré en marcha los experimentos que tengo pendientes. Pasaré noches bajo un flexo con más ganas que cuando hay buen tiempo. El otoño y el invierno son de más actividad en mi vida 2.0 y eso también me gusta. Y cuando me quiera dar cuenta, con lo deprisa que pasa el tiempo, estaré escribiendo un post contando que he recuperado mi alegría con la primavera.

Pero hoy tengo que contar que tengo puente. Eso sí que es un consuelo. Lo demás, ya llegará.

¿Vosotros tenéis planes para estos días?

¡Mañana nos vemos con las cinco! . Por cierto, todavía no las he parido, pero visto lo visto el viernes pasado, en las que las improvisé a la carrera después de tomar café en el trabajo (normalmente las dejo preparadas el jueves noche) y parece que os gustaron, no voy a preocuparme demasiado. Algo saldrá.